Tal como marca la tradición política norteamericana, las elecciones presidenciales se harán el primer martes después del primer lunes del mes de noviembre, es decir, el día 8. Esta fórmula tan extraña para determinar la fecha tiene sentido precisamente este año, en que el día primero de noviembre es justamente un martes. La fórmula se estableció porque entre la elección y la reunión del Colegio Electoral, el primer miércoles de diciembre, no passasen nunca más de treinta y cuatro días. ¿El motivo? En las elecciones americanas en realidad cuenta la votación del Colegio Electoral, que no necesariamente coincide con la votación popular, contada en todos los Estados Unidos. De hecho, este año el Colegio Electoral es la gran arma de uno de los contendientes, Donald Trump. Si fuera por el voto popular, Trump ya no tendría ninguna posibilidad de ganar. Pero con los cálculos hechos pensando en el Colegio Electoral la cosa es mucho más complicada.
El proceso funciona así: el 8 de noviembre todos los ciudadanos con derecho de voto serán llamados a las urnas. El resultado de esta votación se contará en cada uno de los cincuenta estados y en la mayoría quien gano por un solo voto se llevará todos los votos de aquel estado en el Colegio Electoral.