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Stormy Daniels, la amante del presidente Trump

Las relaciones entre actrices o modelos famosas y políticos no han sido extrañas a lo largo de toda la historia. No hay más que recordar aquella sensual felicitación de cumpleaños que Marilyn Monroe le dedicó a John F. Kennedy, solo unos meses antes de morir, por cierto. O la relación entre el presidente francés Nicolas Sarkozy y la espectacular cantante y actriz Carla Bruni, que mantuvo a toda Europa en vilo. Para la mayoría de grandes líderes políticos, tener al lado a una mujer tan espectacular puede llegar a ser un problema, sobre todo si les supera en fama. Las primeras damas suelen ser mujeres de un perfil más bajo, discretas y solícitas, que ayudan en causas humanitarias y apoyan a sus maridos en sus carreras públicas. El caso de Michelle Obama se sale un poco de la norma, puesto que ella misma se convirtió en un puntal para la reelección de su marido. En la serie House of Cards, el papel de Claire Underwood pasa de discreta acompañante a líder absoluta, que quiere dejar de estar a la sombra de su marido.

Sin  embargo, más allá de las parejas oficiales que los presidentes puedan tener, los rumores de infidelidades y aventuras sexuales también están a la orden del día. El escándalo Clinton-Lewinsky provocó un terremoto político sin precedentes en Estados Unidos a finales de los años 90. Fue seguramente la primera vez que un presidente electo aun en el cargo asumía una infidelidad, producida además en instalaciones gubernamentales, y con una becaria mucho más joven. Aquello marcó un precedente público que hizo salir a la luz otras muchas historias sobre las amantes de los presidentes. Aventuras que hasta ese momento habían quedado fuera de foco, o habían sido minimizadas por ser consideradas algo “normal”. Los mandatos de Bush y Obama devolvieron la calma a la Casa Blanca en ese sentido. Pero la llegada de Donald Trump, magnate de los negocios y con un historial sentimental convulso, reavivó estos rumores. Especialmente cuando se supo, en 2018, que su abogado personal había pagado 130.000 dólares a la estrella del porno Stormy Daniels para firmar un contrato de confidencialidad. El escándalo, uno más en la lista del presidente republicano, hizo que muchos conocieran a Daniels fuera de la industria del cine para adultos.

Quién es Stormy Daniels

Nacida en una zona humilde de Louisiana, Stephanie Clifford tuvo una infancia no demasiado feliz. Sus padres se divorciaron cuando apenas tenía cuatro años, y tuvo que vivir con dificultades económicas durante toda su adolescencia. Aquello la llevó a mudarse a Baton Rouge, una de las ciudades más importantes del estado, para comenzar a bailar en un bar de striptease con apenas 17 años. Cambió su nombre por el de Stormy Daniels en honor al grupo Motley Crue y comenzó a posar también como modelo erótica una vez cumplida la mayoría de edad. Trabajaba para una agencia de espectáculos cuando conoció a Devon Michaels, una famosa actriz porno que estaba realizando algunas escenas lésbicas para la productora Wicked. Michaels invitó a Stormy a unirse a ella, y la experiencia le gustó tanto que decidió quedarse en la industria.

Una auténtica estrella del porno

Apoyada por Brad Amstrong, Stormy Daniels debutó con un par de escenas lésbicas en dos largometrajes de la Wicked, junto a su amiga Devon Michaels. La joven descubrió un nuevo mundo en el que se podía desenvolver como pez en al gua, y poco después firmó un acuerdo de exclusividad con aquella productora. Protagonizó la película Heat, en la que se mostró por primera vez ante la cámara en una escena con un hombre. Era el año 2002 y Daniels irrumpió  con muchísima fuerza en la industria gracias a sus imponentes atributos y al morbo que suscitaba. Acababa de nacer una estrella, y su fama se doblaría cuando fue elegida como Mejor Nueva Actriz en los premios AVN de 2004, imponiéndose a otra legendaria estrella porno como Jesse Jane.

A punto de cumplir dos décadas en la industria, Daniels sigue participando en varias escenas cada año, tanto lésbicas como heterosexuales. Convertida en una de las MILFs más respetadas de la industria, llegó a ser incluida en el Salón de la Fama de AVN en el año 2014, como reconocimiento a su primera década como estrella porno. Con más de trescientas escenas grabadas, y casi un centenar como directora, la rubia puede presumir de haberse convertido en uno de los puntales de la industria en Estados Unidos. Claro que su fama no viene solo  por su trabajo, sino también por sus relaciones más allá de la industria. La más conocida es la que la vinculó con el presidente Donald Trump en 2018, un escándalo que tuvo consecuencias políticas impredecibles.

Sus encuentros con Trump

Según se publicó en el año 2018 en varios medios importantes, Daniels conoció a Donald Trump en 2006, cuando estaba en su pico máximo de popularidad en la industria. Trump había sido un empresario vinculado a todo tipo de negocios, y un reconocido mujeriego, así que las piezas encajaban perfectamente. Daniels y el empresario tuvieron varios encuentros durante aquel año y 2007, aunque fueron bastante esporádicos. La actriz era una de las mujeres más deseadas de la industria y estaba acostumbrada a “lidiar” con este tipo de compañías. Pero tiempo después, Trump se presentó como candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, y este tipo de relaciones no iban precisamente bien a su campaña. Por eso, su abogado Michael Cohen trató de mantener a la actriz fuera de foco, pagándole una buena suma por firmar un contrato de confidencialidad.

El presidente compró su silencio

La investigación sobre el escándalo que unía a Daniels y Trump explotó en 2018, cuando el presidente ya había ganado las elecciones y estaba metido de lleno en su segundo año en la Casa Blanca. Varios medios reportaron que semanas antes de las elecciones de 2016, Cohen ofreció a Daniels un contrato de confidencialidad para que no contase nada acerca de sus aventuras con el futuro presidente. A la firma del contrato, el abogado de Trump pagaría 130.000 dólares al mánager de la actriz a través de una sociedad ubicada en Delaware. Todo de una forma bastante opaca y que hacía sospechar que ese dinero podía haber sido sacado, de hecho, a través de un fondo de donaciones de votantes pro-Trump.

El presidente prefirió negar la mayor y dejó el asunto en manos del propio Cohen. El abogado desmintió las informaciones y aseguró que dicho contrato no existía, aunque posteriormente tuvo que reconocer el pago de 130.000 dólares. Eso sí, se lo atribuyó a sí mismo y desvinculó por completo al presidente. Daniels participó en algunas entrevistas y apareció en programas de televisión en aquella época, explicando su versión y alegando que el contrato no era válido porque el propio Trump no lo había firmado. El juicio por este pleito se llevó a cabo en 2019, con Cohen pidiendo una indemnización de 20 millones de dólares a Daniels por daños y perjuicios, algo que se quedó en nada. La relación entre la actriz y el presidente no quedó demostrada, pero cualquier que conozca a Trump sabe que esto fue solo una más de tantas aventuras.